LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL DEL LEGADO DE
 SÁNCHEZ KELLY

La trayectoria artística y personal de Sánchez Kelly  y el revelador estudio de su legado realizado por Claudia G. Sánchez- nuestra hija- nos permiten afirmar que vivió y experimentó distintos estados de consciencia durante su vida, y especialmente durante el acto creativo. En su última etapa trascendió el nivel de la conciencia personal o racional y se sumergió en el ámbito supraracional o transpersonal , que es el nivel en el que se manifiesta la obra mística.

La práctica de la observación consciente   lleva al silencio que conduce ,más tarde o más temprano, a la experiencia de la consciencia transpersonal. OSK ya no se identifica con ese Yo superficial y accede, por fin, a un ámbito de libertad que le permite experimentar una realidad donde el ego deja de ser el factor dominante. Esa mirada con la que encaró su quehacer artístico desde sus inicios, fue poco a poco horadando las barreras o demarcaciones interiores, abriéndose paso a través de su experiencia vital hasta trascender los linderos de ese yo personal, y situarse al final de sus días en el nivel de la consciencia transpersonal.

En el nivel de conciencia de la mística, no hay ningún Yo como sujeto independiente frente a un mundo objetivo, pero esta verdad ha de ser experimentada. Como lo afirman maestros y sabios- especialmente, Carl G. Jung- la mística no es cosa de fe sino de experiencia directa.  El fin que persiguió OSK, a través de su lenguaje pictórico, iba más allá de la forma y de la distinción entre lo concreto y lo abstracto, lo figurativo y lo no figurativo; su meta fue ir a la esencia de las cosas, al sentido último de la existencia, por eso su arte se define como místico, pero ese misticismo, al ser experiencia pura, es ajeno a la experiencia religiosa, porque no depende de la fe. Según Carl G. Jung, la mística es más bien la experiencia de lo cotidiano, del aquí y ahora, que hasta puede resultar banal.

La verdadera realidad del pintor no reside en la forma, abstracta o realista; habita en el reencuentro consigo mismo como ser humano que trasciende los lindero de la razón y se sitúa en ese plano de la consciencia de unidad, de comunión consigo mismo y con el mundo, que OSK persiguió hasta el final.

Lo que  OSK nos propuso con su legado fue mostrar un camino por el que podremos transitar todos en algún momento y llegar a tener la experiencia de la consciencia de unidad.  OSK pretendió señalar lo que percibió para invitarnos a experimentar, de manera lúcida, nuestra propia percepción y que descubramos lo que somos en esencia, lo que es y representa nuestro entorno, nuestro mundo, la vida.

Esta experiencia mística la tradujo en un lenguaje pictórico con el que parecía querer materializarla visualmente, que se caracterizó por una marcada libertad en la expresión. Con esa libertad que supo aprovechar, creó su propia caligrafía, con la que hizo florecer su creatividad. Su arte irrumpía con una fuerza espiritual que se manifestó de forma indubitada en sus distintas etapas, a veces de forma imperceptible, otras con más intensidad y contundencia, pero siempre encaminada a la expresión libre de su alma por alcanzar esa cúspide del ser. 

No es nuestra misión convencer de la realidad espiritual y mística de OSK, porque no hay argumentos para ello. Nuestro objetivo  es exponerla como tesis. La huella mística que hay en la obra de OSK y de la que habló Marino Santa María, es la misma que algunos estudiosos del tema como Victoria Cirlot y Amador Vega, afirman: "...la mística es un fenómeno  fundador de la identidad espiritual europea, a través de los movimientos artísticos y de vanguardia del pensamiento del siglo XX". 

La dimensión espiritual trasciende el tiempo y el espacio, por eso OSK no fue extraño al sentir de las vanguardias referidas. OSK pertenece a la élite de artistas que buscaron la esencia, que la pintaron y  señalaron el camino hacia la unidad de consciencia.
 Perla Guggiana "la Dimensión Espiritual del legado de Sánchez Kelly" Eternity Ediciones. Madrid 2019.
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